Dr. José Abellán Alemán

Director de la Cátedra de Riesgo Cardiovascular

Universidad Católica de Murcia

 

El tratamiento de la hipertensión tiene dos pilares esenciales que se complementan, uno lo forman las medidas no farmacológicas y otro el tratamiento con medicamentos, la conjunción de ambos conducirá  al  control de la hipertensión. El tratamiento no farmacológico de la hipertensión arterial se basa en unas recomendaciones sobre el estilo de vida del paciente, que inciden directamente en su dieta y hábitos, por lo que reciben el nombre de medidas higiénico-dietéticas. Estas medidas son muy importantes, ya que siguiéndolas adecuadamente gran número de pacientes pueden controlar su hipertensión sin que deban recurrir a asociar medicamentos para ello. Las medidas higiénico-dietéticas son necesarias en todos los hipertensos; seguidas adecuadamente pueden controlar por sí solas las hipertensiones arteriales ligeras y además son una parte importante del tratamiento de otras hipertensiones más graves que requieren fármacos, ya que la mayoría de estos fármacos potencian su acción cuando el paciente sigue estas medidas. Nunca pueden sustituirse, si no que complementan el tratamiento farmacológico de la hipertensión.

Dieta. La dieta del hipertenso debe ser adecuada al estado nutricional del paciente procurando que no sea hipercalórica al objeto de que no gane peso. En términos generales se estima que un individuo con una actividad ligera necesita unas 2.000 kilocalorías diarias, si es una mujer, y unas 2500 kilocalorías si se trata de un varón. Según este criterio si no existe sobrepeso, el contenido calórico debe ajustarse a las necesidades de cada paciente. Si existe sobrepeso debe procurar eliminarlo, bajando la ingestión de calorías y al mismo tiempo aumentado el gasto energético. Esto se consigue con una dieta hipocalórica equilibrada y asociando un programa de ejercicio adecuado a su edad.

 

Corrección del sobrepeso. Se sabe que cuando aumenta el peso aumenta la tensión arterial, de hecho entre los obesos la hipertensión es muy frecuente. Pero también es cierto que al disminuir el peso corporal disminuye la tensión arterial, por lo que es de capital importancia que el hipertenso no tenga sobrepeso. Iniciar una dieta adelgazante es muy fácil, lo difícil es mantenerla, a este respecto se debe señalar que es más importante mantener pequeños logros continuos, que conseguir drásticas pérdidas fugaces, que luego invariablemente se siguen con la misma facilidad de recuperación del peso, cuando se abandona el método. 

 

La Sal. Es cierto que una dieta restringida en sal permite bajar las cifras tensionales en gran número de hipertensos. La dieta del hipertenso no debe contener más de 5 gramos de sal al día. Esta dieta puede seguirse sin grandes sacrificios y se consigue eliminando aquellos alimentos muy ricos en este elemento que muchas veces se ingieren fuera de las comidas, en aperitivos, etc. y que además representan una fuente extra de calorías capaces de desequilibrar un régimen y ser causantes de incrementos ponderales de difícil explicación (saladitos, salazones, aceitunas, almendras saladas, pipas de girasol etc…). La regla básica para seguir una dieta hiposódica reside en condimentar en la cocina con poca sal, no ingerir alimentos especialmente ricos en sal y eliminar el salero de la mesa. 

 

El Potasio. Este elemento se encuentra en las frutas y hortalizas. Mantener una ingestión elevada de potasio se sigue de descensos tensionales. Recientemente se ha demostrado que una dieta libre en frutas y verduras no provoca ganancia de peso y a la vez incrementa el aporte de potasio por lo que se debe tener en cuenta entre los hipertensos esta consideración por ser beneficioso para su salud.

 

El Calcio. La dieta del hipertenso debe ser rica en calcio, que al parecer disminuye la tensión arterial, por lo que no es aconsejable reducir la ingestión de alimentos ricos en calcio, como la leche y sus derivados, siempre que no exista otra contraindicación. Se puede evitar el sobrepeso consumiendo estos productos semidesnatados o desnatados, lo que no altera su contenido en calcio.

 

Agua. Puede beber toda el agua que precise, el estado de hidratación no tiene nada que ver con el estado de nutrición. Existe la creencia de que no es bueno beber mucha agua porque puede elevar la tensión. Esto no es cierto, ya que el organismo dispone de mecanismos reguladores que equilibran en todo momento el balance de nuestros líquidos corporales. El agua es un elemento fundamental para la vida, ya que el cuerpo humano se compone de agua en sus 2/3 partes.

 

Bebidas Alcohólicas. Debe restringirse el consumo de bebidas alcohólicas, ya que se ha demostrado que la ingesta mantenida de estas bebidas por encima de 30-40 gramos de alcohol al día eleva la tensión. Más recientemente se considera que no deben sobrepasarse los 100 gr de consumo de alcohol a la semana. E incluso se sostiene que el consumo de bebidas alcohólicas no aporta beneficio alguno para la salud en general.

 

Café. Hoy se acepta que el hipertenso puede tomar uno o dos cafés al día sin perjuicio para su salud. Existe la idea generalizada de que el café provoca hipertensión y ha sido eliminado durante mucho tiempo de la dieta del hipertenso sin que hoy se le otorgue gran importancia a este hecho. La ingestión de café determina elevación transitoria de las cifras tensionales que al poco tiempo vuelven a descender a los valores de partida. No se ha demostrado que el consumo de café provoque HTA mantenida.

 

Zumos. Té. Otras bebidas. Por la propia hipertensión no existe contraindicación para que se consuma zumos naturales,  esto es beneficioso sobre todo los que se preparan en casa. Puede consumir té u otras infusiones con moderación, valiendo las mismas consideraciones que hacíamos para el café.

 

Ejercicio Físico. Un ejercicio físico moderado realizado regularmente, puede  disminuir la tensión arterial y además tiene otros efectos beneficiosos como son la disminución de peso corporal y una mayor relajación y sensación de bienestar. Ahora bien se deben evitar los ejercicios bruscos violentos y también aquellos que supongan una activación de la maniobra de Valsalva. Es recomendable un ejercicio moderado al aire libre, con un carácter lúdico no competitivo y con un entrenamiento previo. Es aconsejable, andar, bailar, nadar, correr, pasear en bicicleta etc. Los ejercicios de fuerza pueden introducirse una o dos veces por semana una vez que el individuo esté entrenado. Se aconsejan pequeñas cargas y muchas repeticiones. Antes de empezar a realizar ejercicio el hipertenso debe tener controlada su PA. El hipertenso controlado puede y debe realizar al menos 150 minutos de ejercicio físico a la semana, mejor si dedica 45-60 minutos diarios a practicarlo. Puede moverse en una intensidad moderada alcanzado el 60-80% de la frecuencia cardiaca máxima calculada para su edad.

 

Tabaco. Fumar desencadena elevaciones pasajeras de la tensión. Dado que es un factor de riesgo muy perjudicial para padecer cardiopatía y que unido a la hipertensión, multiplica ese riesgo, todo hipertenso debe abandonar ese hábito tan perjudicial. Muy posiblemente su salud se beneficiará  incluso más abandonando el tabaco que siguiendo tratamiento antihipertensivo.

 

Vida con estrés. Aquellos pacientes que llevan una vida estresante, admitiendo más cosas de las que pueden realizar, deben plantearse llevar una vida más relajada o compensar ésta con suficientes ratos de ocio. Convendría que se interesaran por actividades relajantes y gratificantes tan sencillas como pasear, ir al campo etc. Las técnicas de relajación mental o la meditación ayudan. Una regla importante y sencilla para los pacientes estresados es contar hasta 10 antes de contestar. Es importante respetar las horas de descanso nocturno. Dormir las horas adecuadas es importante para reducir el estrés. Analizar las causas que nos lo desencadenan y tratar de controlarlas si se puede. Si no, como hace el reino animal emprender la huída de las situaciones amenazantes.

Como resumen se puede recordar que el hipertenso debe procurar mantener un peso corporal normal. La dieta debe ser baja en sal y rica en potasio y calcio. El consumo de bebidas alcohólicas debe ser bajo. Es aconsejable la práctica de ejercicio no competitivo al aire libre.

El hipertenso no debe fumar.

 

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